Crónicas
Medina Azahara en el Lope de Vega de Sevilla

Medina Azahara en el Lope de Vega de Sevilla

A las afueras del Lope de Vega, la estampa era única, gente de todas las edades esperaban para poder entrar en el teatro para ver un espectáculo único: Medina Azahara sobre uno de los escenarios más emblemáticos de la hispalense, el teatro de la Exposición del 29.

Una vez dentro, pudimos ver cómo cada uno de los asientos eran ocupados por un público variado. Donde no importaba la edad. Viendo desde niños hasta personas de más de 60 años. Al apagarse las luces, megafonía pidió que no se hiciesen fotografías, prohibición que nadie pareció escuchar, ya que durante todo el espectáculo tuvimos que sufrir los destellos de decenas de flashes, así como la iluminación azulada de los teléfonos móviles.

Medina Azahara en acústico

Tras abrirse el telón, los cordobeses comenzaron el show con un acústico que el público recibió con tranquilidad, aplaudiendo al concluir cada uno de los cinco temas que tocaron. Comenzaron con La luz de tu camino, seguido de Otoño, Tu mirada y La última batalla, culminando esta primera parte con la presentación entre aplausos de Una noche de amor desesperada, tema de Jesús de la Rosa, donde el público dejó de permanecer impasible para corear cada estrofa y palmear al compás de la batería.

Entre las sobras del escenario vemos como cambian los instrumentos acústicos por los eléctricos un poco más atrás del escenario. Poco a poco van apareciendo los componentes del grupo, comenzando esta segunda parte con Algo nuevo, Palabras de libertad, Favorita de un sultán, Tierra de libertad dando pie al público de los palcos a levantarse de sus asientos, e incluso al fondo del patio de butacas se puede ver a un grupo de gente que no se resiste a quedarse quieta como simples espectadores en un teatro.

Triana, la gran invitada de la noche

Con Hay un lugar, el resto del público que seguía inmóvil, comienza a palmear animado, rompiendo a viva voz con Abre la puerta y Se me olvidó. Manuel Martínez nos dedica al público sevillano el tema que encabeza su nuevo disco, La memoria perdida, saludando a la sala y dando paso a Sevilla, añadiendo que “como aquí no se aplaude en ningún sitio”. Tras los agradecimientos a su manager Pablo y a Producciones Senador gracias a quienes pueden tocar esta noche en la hispalense, da paso a Solo sin ti, donde invita a Manuel Estirpe, quien se encuentra sentado entre el público, a subir al escenario, aunque su aparición es breve, resulta muy aplaudida por los asistentes.

Continúan con Solos tú y yo, presentando Córdoba como el tema que dedicaron a su tierra y que no esperaban que fuese premiada como “mejor canción del año” por la Academia de la Música. Pudimos ser testigos del juego que Manuel Ibáñez se traía con el teclado, llegando incluso a tocarlo en vertical, erizando el vello a los asistentes. Cediendo el turno poco después al solo de batería, donde Nacho Santiago sorprendió al público tocando con los ojos vendados, continuando  tras esto con El Lago.  Seguido por Siempre estarás en mi y No quiero pensar en ese amor. El siguiente tema lo presenta Manuel Martínez como un tema de Camarón que quiere que “cantemos con él porque es tan fácil que hasta lo canta él”, dando así comienzo a Al padre Santo Roma.

Todos necesitamos respirar, sin importar la edad

Con los primero acordes de Necesito respirar reconocemos que el espectáculo está llegando a su fin. El público comienza con las primeras estrofas del mítico tema, mientras se pone en pie para acercarse a Manuel Martínez, quien baja del escenario para pasear por el pasillo central del teatro a la vez que toda la sala se ilumina. Una señora mayor se acerca junto a un niño pequeño para hacerle entrega de una bandera andaluza con el nombre del grupo dibujado en el centro, dejándonos ver que su público no tiene edad. Mientras tanto, el público no deja de cantar entusiasmado. Finalmente, apagan las luces dejando al público con ganas de más al son de “¡Eh! ¡Medina! ¡Así no se termina!

Segundos después comienzan los acordes de La Mezquita, donde podemos disfrutar del virtuosismo de Paco Ventura, y tras Todo tiene su fin, Manuel Martínez presenta a los miembros del grupo entre agradecimientos, culminando las dos horas de espectáculo con A toda esa gente.

Un marco espectacular

No podemos concluir sin hacer referencia a los técnicos de sonido que procuraron que el teatro sonase estupendamente, ni a los técnicos de luces, que con sus juegos nos aportaron una ambientación única, llegando a simular el efecto de una aurora boreal de diferentes colores. Así como a la productora por permitirnos asistir como acreditados, y al teatro por recolocarnos en un patio de butacas a rebosar.

Desde luego, ha sido una experiencia única y difícil de olvidar.

Puedes leer las crónicas de otros conciertos en el siguiente enlace.

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