Maltratos

Parte I

Días y noches de torturas
esperando salvación.
Días que nunca acaban
y noches de frío sudor.

Dolor que hiere, que agrava
una cruel traición.
Mi tormento es mi locura,
el suyo, el alcohol.
Cada día más bebe
y yo cada noche sufro su horror.

Mi lamento es no haber sabido
decirle que no.
Me dice que no lo entiendo,
que no comprendo su dolor,
que a él se le hace un mundo
y no encuentra la salvación
mas que en una copa de vino,
en un coñac, o en un wiscky peleón,
y que luego no conoce
a dónde le lleva su error.

Me dice que lo siente,
que me quiere más que a nada,
y yo como feliz tonta,
le consuelo y le concedo mi perdón,
le digo que no importa,
que tiene solución,
pero nada de esto sirve,
pues luego, de nuevo lo encuentro
empapado en ese olor dulzón.

Lo he probado todo,
pero sin ninguna solución,
primero me da de golpes,
luego, llorando, me pide perdón.

Cuatro veces ingresada,
“Cinco no aguanta” dijo el doctor.

Pero él lo siente,
como un niño, llora,
baña mi almohada en lagrimas,
y esto va a ser mi perdición.

Tres niños que me piden,
con gritos de desolación,
que lo deje, que huyamos
a un lugar mejor,
donde el aire no tenga nombre,
donde puedan dormir mejor,
pero yo no puedo dejarlo,
es mi vida, mi gran amor,
dejarlo sería como matar
a sangre fría a mi Razón,
me volvería loca su ausencia,
no volvería a encontrar el calor
que por las noches me da
cuando me pide perdón…

Parte II

Era una buena madre,
buena amiga, y tenia un gran corazón.
Aquí yace su cuerpo,
sin vida y sin dolor.
Aquí sus tres hijos,
con llanto y con rencor.
Lloran por la madre muerta,
el padre, no tiene perdón.

Cuatro veces ingresada,
la quinta no aguantó,
“ya estaba muy mala”
fue lo que dijo el doctor.

Pero ella siguió amando a su marido…
¡el muy cabrón!
ella quería ayudarlo,
pero él la rechazó.
Aquella tarde fría,
fue la última que vio,
y todo porque aquel mal marido
un par de copas se tomó.
Ella ingresó a las tres,
y a las seis murió.

Parte III

Salió en televisión,
en prensa y radio,
pero de nada sirvió,
porque aquel desgraciado,
a los dos años de salió.

Alegaron buena conducta,
rehabilitación, reinserción…
Dijeron que había cambiado,
pero sus hijos sabían que no.

El mayor de ellos, Antonio,
a su madre vengó.
El día del juicio,
agresión a un menor alegó.
Salió en las noticias
como “El Vengador”,
y sin culpa alguna,
de sus hermanos cuidó,
como no lo hizo aquel
que su muerte firmó,
el día que probó una copa
y se hizo adicto al alcohol.

Hermoso sería si fuera cierto,
pero todos sabemos que no,
Antonio, a su madre perdió,
él y sus hermanos, divididos,
a casas de acogida fueron llevados,
y cuando el padre salió de prisión,
lo reclamó,
por orden de un juez regresaron
a la casa de aquel cabron,
y la primera noche, metidos en sus camas,
los mató.
Luego se pegó un tiro,
y de eso nadie se enteró…
La Justicia había fallado, y no una, sino dos.
Y de aquellos pobres niños,
nunca nadie más habló.

4 de Noviembre de 2002
Mis idas de pinza con 16 años…

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