El Cid. El héroe convertido en leyenda
El viernes estrenaron, en Amazon Prime Video España, El Cid, una nueva apuesta española donde pretenden contarnos la vida de Rodrigo Díaz de Vivar más allá del cantar con el que hemos crecido, y que a algunos casi nos obligaron a aprendernos de memoria en el colegio.
Hace no mucho, viendo The Last Kingdom, mi pareja me preguntó qué le veía a esa serie, y mi resumen fue “Uhtred es el Cid de Inglaterra, el vasallo que no se merecía su rey” (bueno, igual esas no fueron mis palabras literales, e incluí alguna referencia sobre su trasero), y al enterarme de este nuevo estreno, no pude resistirme a darle una oportunidad a esta producción española. Además, me sorprendió bastante ver en el reparto a Nicolás Illoro, a quien recientemente había visto como hijo repelente en La Valla.
El Cid, el mito humanizado
Teniendo en cuenta que llevamos toda la vida oyendo que el Cid fue un personaje épico y casi mitológico que “después de muerto una guerra ganó con una flecha clavada en el corazón”, como cantaba Tierra Santa en su disco Legendario (1999), resulta interesante que te cuenten la historia de un ser humano, con sus virtudes y sus defectos; sin olvidar, además, que se trata de una historia novelada basada en un personaje del que sabemos más por la obra literaria el Cantar del Mío Cid, fechada en el 1200 e idealizada durante décadas en el imaginario popular; que por lo que hayamos podido estudiar en clase de Historia, y donde además nos han creado una idea sesgada y borrosa de una Edad Media pobre, sucia y dividida.
Resulta interesante la presentación del mundo en el que se desarrolla la trama, así como la humanización de los personajes, con un juego de corte al que ya estamos acostumbrados en la cinematografía del entretenimiento, con un fuerte trasfondo, donde nos muestran sus intereses, y dejan entrever las motivaciones y a dónde les pueden llevar. Esta contextualización hace que esta primera temporada de cinco capítulos, de aproximadamente una hora cada uno, tenga momentos que resulten muy lentos, y otros que pasen en apenas un suspiro.
Tras ver a Jaime Lorente en La casa de papel, cuesta un poco dejar atrás a Denver para centrarnos en el Sidi, pero poco a poco te vas haciendo al nuevo personaje, bastante carismático, por cierto.
En femenino
La presencia femenina también es interesante, y aunque habrá quien etiquete de forzados personajes como el de Urraca o el Sancha, empequeñecidos a lo largo de la historia a pesar de haber sido muy importantes en su época. No hay que olvidar que en el siglo XI las crónicas no eran como hoy en día, y que las mujeres, aunque no pudiesen ser reinas por no ir a la guerra, eran quienes administraban los reinos en ausencia de sus maridos, además de ser sus principales consejeras; y no los muebles de la casa que llevan vendiéndonos en los últimos siglos, y que gracias numerosas investigaciones, se ha comprobado que se han encontrado presentes en muchos de los acontecimientos históricos de los que sólo teníamos nombres de varones, dándoles visibilidad.
En general, sin querer entrar en spoilers, son cinco horas que te mantienen con la atención centrada en las diferentes tramas abiertas (te gusten más o menos cada una), con un desarrollo coherente y un cierre de capítulo que deja claro que aún queda bastante por contar de un periodo tan corto y desconocido como es el siglo XI.
Puedes encontrar otras reseñas mías en la sección Periodística de mi blog.