Narrativa
Con dos copas de más

Con dos copas de más

Pues ten cuidado, no vayas a ser el siguiente”. Su tono había sonado demasiado sarcástico incluso para ella. Tal vez no debería habérselo dicho, pero era lo que le había ocurrido con la anterior persona que le había dicho que no la abandonaría, y con la anterior, y con la anterior… y con la anterior. Demasiada gente. Demasiados muertos. Demasiados abandonos.

Se recostó sobre el sofá, pensativa. El whisky se mecía en el vaso al compás de los giros que le daba. Sobre la mesa depositó otro. “Con dos copas de más…”. La llama del mechero iluminó su cara al encender un cigarrillo. Aunque aún era de día, se había preocupado de cerrar las cortinas y no quería levantar sospechas encendiendo las luces. Una nube de humo denso se detuvo ante sus ojos. Se mojó los labios con la bebida y pensó en que le habría gustado. Era mucho mejor que la mierda que solía beber. La ultima copa de hoy va por…

Sombra de Lobo se sentía abandonada. De nuevo a su suerte… este valle de desgraciados… ¿Cómo podía ser posible? Sentía su rabia. Su ira. Esa sensación tan frustrante que hacía años que no sentía. Ese dolor que le daba ganas de destruirlo todo. Nos la han jugado. No. No. Nada debió ser así. Nada. Todo salió mal. ¿Y para qué? ¿Para ‘salvar’ a quien no quería ser salvado? Ya podrían haber dejado que se pudriesen allí dentro. Era lo que querían. Y por su culpa ahora tendrían un caballo de Troya. Mentiría. Les engañarían. Les harían creer en… ¿su bondad? Los había sacado pero nunca podría creer en ellos, protegerlos. No, no con tanto odio. Su culpa… Por su culpa… Sal en las heridas.

Respiró hondo. Hizo caso a sus propias palabras. ‘Respira’. ¿Cuántas veces no se lo habría dicho a alguien? No era posible. Nada tenía sentido. Fue todo tan… absurdo. No podía ser que aquello hubiese terminado así. No podía. No podía ser tan.. triste…

Pero quizás alguien podría arreglarlo… Quizás aún estaban a tiempo. Quizás aún era posible solucionarlo…. Sombra de Lobo, por un instante, volvió a sentirse necia. ‘Es una estupidez’, pensó chasqueando la lengua. Una lágrima recorrió su mejilla. Cambió su copa vacía por la de la mesa. Nadie vendría a bebérsela.

¿Y ahora qué?’ De nuevo se sentía abandonada. De nuevo sola. Como siempre. Dio un buche a la copa… Recuerdo el tiempo en que pisabas donde yo pisaba. No faltan la rabia, las ganas… Respira hondo. Otra lágrima. Otra calada. Otro sorbo. Yo te despido a mi manera… Pierde la mirada en una copa casi vacía. Que el corazón es lo único que se ha roto y ha dejado caras triste observando un pie de foto…

Suelta la copa. Apaga el cigarrillo. Se incorpora. No queda esperanza, se la llevaron consigo, y ahora la caja es una cámara de frío. No tiene nada que demostrar. Se han ido y ya sólo queda seguir adelante. Aquí todo es un desastre te estas perdiendo poca cosa…

El ciclo se cierra. El mundo puede irse al carajo… Tenía que seguir adelante. Seguir con su vida, como siempre. Esta vez había aprendido la lección. No lo olvidaría. Nada tenía ya solución y sólo le quedaba hacer lo de siempre, sobrevivir… Con dos copas mas que echo de menos… dos copas de más que saben a veneno…

Fragmento de #ProyectoCaos con parafraseo de la canción «Con dos copas de más» de Gritando en Silencio.

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