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Uzzhuaïa llega a Sevilla con su gira Santos&Diablos

La pasada noche del sábado desde MetalSevilla pudimos volver a disfrutar del gran espectáculo que ofrece Uzzhuaïa en directo, y esta vez sin tener que salir de nuestra ciudad.

Llegamos a la sala puntuales, y nos encontramos con la decepción de un aforo medio vacío y una puerta sin movimiento, así que en vista de los precios de las consumiciones, aprovechamos la espera para hacer turismo por otras terrazas en busca de precios más asequibles. Al regresar, unos veinte minutos después, la imagen de la sala había mejorado bastante, el aforo se había incrementado hasta casi las tres cuartas partes del completo, y no tardaron mucho más en salir los valencianos al escenario.

Uzzhuaïa abrieron el concierto de presentación de la gira “Santos & Diablos” con Una historia que contar, primer tema de su nuevo disco. Seguida de 13 veces por minuto y Directo al mar. Con Baja California, tema ya tradicional en los conciertos de este grupo, el público estuvo entregadísimo, haciendo aparición incluso una cabeza de caballo, detalle que pareció encantarle a Pau, que junto a Isra, bromearon sobre si sería una amenaza como en la película del El Padrino; tras lo que tocaron La Mala suerte.

Dieron paso al siguiente tema como un “estudio sociológico”, en el que querían ver cómo cantaba cada ciudad, indicando que el viernes ya lo hicieron en Granada; los primeros acordes denotaron que se trataba del cover La chispa adecuada, de Héroes, otro de sus clásicos, donde no faltaron los jugueteos entre los componentes del grupo. Volvieron a retomar su nuevo disco con Bailarás en el infierno, y El solitario, al cual precedió la “primera lección” de la noche “esto es Rock’n’Roll”.

El ecuador del concierto llegó de la mano de Destino perdición, tema para el que pidió la colaboración del público, y cuyos acordes engancharon con No quiero verte caer, donde en la parte instrumental, Pau abandonó el escenario, regresando para presentar a Isra, quien se marcó un solo de guitarra. Retomando otro clásico, pidió al público que se sentase en el suelo, recordándonos al momento en la carpa del Costa de Fuego, donde hará un par de años consiguieron que se sentase el aforo completo. Cuando rompe la canción, el público estalla en brincos coreando el estribillo.

Entre el público se pudo oír un “¡he cambiado!”, a lo que Pau le felicita entre bromas, y aunque agradece que le pidan temas del Diablo Blvd, vuelve a centrarse en el disco de la gira y tocan A un millón de años luz, presentado como reflejo de las ganas de mucha gente de marcharse de aquí por la situación actual.

En ciernes es introducida por Isra como una canción desde el interior, con anécdotas que reflejan las horas que pasan en el local de ensayo. Dejando solo a Pau sobre el escenario con su acústica, y aunque parece que van a tocar la primera balada de la noche, a mitad del tema regresa el resto del equipo para meter la caña a la que nos tienen acostumbrados. Continúan con Cuenta atrás antes de que Pau vuelva a abandonar el escenario de nuevo, dejando el protagonismo a Isra y a Álvaro, quienes se convierten en cantantes del siguiente tema en inglés.

Al regreso del vocalista, Uzzhuaïa retoman con 1975 y Desde Septiembre, con un público entregado tan próximo al grupo que casi pueden tocarlos. Antes de dar paso a Blanco y negro, tema dedicado al amigo que ya no está, recuerdan su primer concierto en Sevilla, haciendo hincapié en la importancia de este estilo musical en el sur del país, que no sólo se centra en conciertos de flamenco y música popular. Al concluir el tema, todo el equipo se marcha del escenario, pero pocos minutos después, Pau vuelve a subir promocionando el puesto de merchandise del grupo, cigarrillo en mano, y asegurando formar parte del atrezzo, ya que está prohibido fumar en la sala. Entre bromas, comienza a tocar “Alabaré a mi señor”, siendo seguido por una buena parte del público ante el estupor del resto de los asistentes, hecho tomado desde un punto de vista humorístico, claro; para finalizar con los acordes de Magnífico fracaso, donde el valenciano anima al público a corear el estribillo con la habitual competición de gritos entre hombres y mujeres. Sí, había muchos más hombres y gritaban más.

El bis vino de la mano de Santos & Diablos, cerrando así lo que fue un gran concierto con 18 temazos, lleno de risas, acordes, bailoteos dentro de un escenario demasiado pequeño para la batería, choques inesperados entre las guitarras y el bajo, una iluminación poco adecuada para las fotografías, y sobre todo, mucho rock. Y es que Uzzhuaïa siempre nos deja un buen sabor de boca tras su show, con firma de discos incluida tras el espectáculo.

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